Tuesday, May 8, 2012

Romance Sonambulo


Photograph by Gregorio Prieto Muñoz (1897-1992), born in Valdepeñas, Spain, he was one of the lovers of Federico Garcia Lorca. I love how the man is superimposed with the tree trunks.

Romance Sonambulo
by Federico García Lorca
translated by William Logan
(Original poem in Spanish after the jump)


Green, how I want you green.
Green wind. Green branches.
The ship out on the sea
and the horse on the mountain. 
With the shade around her waist 
she dreams on her balcony, 
green flesh, her hair green, 
with eyes of cold silver. 
Green, how I want you green. 
Under the gypsy moon, 
all things are watching her 
and she cannot see them.

Green, how I want you green. 
Big hoarfrost stars 
come with the fish of shadow 
that opens the road of dawn. 
The fig tree rubs its wind 
with the sandpaper of its branches, 
and the forest, cunning cat, 
bristles its brittle fibers. 
But who will come? And from where? 
She is still on her balcony 
green flesh, her hair green, 
dreaming in the bitter sea.

--My friend, I want to trade 
my horse for her house, 
my saddle for her mirror, 
my knife for her blanket. 
My friend, I come bleeding 
from the gates of Cabra.
--If it were possible, my boy, 
I'd help you fix that trade. 
But now I am not I, 
nor is my house now my house.
--My friend, I want to die
decently in my bed. 
Of iron, if that's possible, 
with blankets of fine chambray. 
Don't you see the wound I have 
from my chest up to my throat?
--Your white shirt has grown 
thirsy dark brown roses. 
Your blood oozes and flees a
round the corners of your sash. 
But now I am not I, 
nor is my house now my house.
--Let me climb up, at least, 
up to the high balconies; 
Let me climb up! Let me, 
up to the green balconies. 
Railings of the moon 
through which the water rumbles.

Now the two friends climb up, 
up to the high balconies.
Leaving a trail of blood. 
Leaving a trail of teardrops. 
Tin bell vines
were trembling on the roofs.
A thousand crystal tambourines 
struck at the dawn light.

Green, how I want you green, 
green wind, green branches. 
The two friends climbed up. 
The stiff wind left 
in their mouths, a strange taste 
of bile, of mint, and of basil 
My friend, where is she--tell me--
where is your bitter girl?
How many times she waited for you! 
How many times would she wait for you, 
cool face, black hair, 
on this green balcony! 
Over the mouth of the cistern
the gypsy girl was swinging, 
green flesh, her hair green, 
with eyes of cold silver. 
An icicle of moon
holds her up above the water. 
The night became intimate 
like a little plaza.
Drunken "Guardias Civiles"
were pounding on the door. 
Green, how I want you green. 
Green wind. Green branches. 
The ship out on the sea. 
And the horse on the mountain.




Portrait de Federico Garcia Lorca by Gregorio Prieto Muñoz.
Courtesy of Homodesiribus
Verde que te quiero verde. 
Verde viento. Verdes ramas. 
El barco sobre la mar 
y el caballo en la montaña. 
Con la sombra en la cintura 
ella sueña en su baranda, 
verde carne, pelo verde, 
con ojos de fría plata. 
Verde que te quiero verde. 
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando 
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde. 
Grandes estrellas de escarcha 
vienen con el pez de sombra 
que abre el camino del alba. 
La higuera frota su viento 
con la lija de sus ramas, 
y el monte, gato garduño, 
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendra? ¿Y por dónde...? 
Ella sigue en su baranda, 
Verde came, pelo verde, 
soñando en la mar amarga.
--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo per su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito, 
este trato se cerraba. 
Pero yo ya no soy yo, 
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir 
decentemente en mi cama. 
De acero, si puede ser, 
con las sábanas de holanda. 
¿No ves la herida que tengo 
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca. 
Tu sangre rezuma y huele 
alrededor de tu faja. 
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos 
hasta las altas barandas;
¡dejadme subir!, dejadme, 
hasta las verdes barandas. 
Barandales de la luna 
por donde retumba el agua. 
Ya suben los dos compadres 
hacia las altas barandas. 
Dejando un rastro de sangre. 
Dejando un rastro de lágrimas. 
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata. 
Mil panderos de cristal 
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas. 
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba 
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Donde está, díme?
¿Donde está tu niña amarga? 
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo, 
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana. 
Verde carne, pelo verde, 
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna 
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima 
como una pequeña plaza. 
Guardias civiles borrachos 
en la puerta golpeaban. 
Verde que te qinero verde. 
Verde viento. Verdes ramas. 
El barco sobre la mar. 
Y el caballo en la montaña.








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